Reforma de piso de 220 m2. Dirección y gestión de reforma. Proyecto de interiores. 6 meses. Dicho así queda muy bien pero saboreemos un poco el proceso.
Entramos en un piso de los años 70. Lúgubre, pasillos y recovecos por todas partes (medí más de 47 metros) y dos patios interiores que más vale no mirarlos -a veces pienso que deberíamos prestar más atención a esas vistas vecinales y hacerlas bellas, pero no hay forma, tenemos un ‘gen’ que nos lo impide-, perdón por el parón, sigo. Forma rectangular con la zona central triste.
«Oye, medimos estado actual y demolemos todo. Hay que empezar desde cero haciendo entrar la luz al máximo -¡hasta el centro, es decir unos 16 metros!-, subimos planos, colocamos pilares, bajantes y shunts y me dejas unos días para pensar». Es lo que le dije a Rubén, mi arquitecto (por cierto, últimamente lo veo un poco estropeado, no descansa). Bueno Making long story short es que ya en la primera versión de los planos atinamos bastante con la nueva distribución.
Tema fotos. Esta vez me ha dado por mostrar el antes y el después de algunas estancias. Y sí, me faltan habitaciones por fotografiar, lo sé pero es que están ya en uso y no hay forma. ¡Ah! y la del salón nos salió desenfocada, óptica confundida, tablet sin batería y sin comer -¡craso error!-. Después de preparar el salón tan espectacular, encender la chimenea con éstos calores, mover sofás para que lo entendáis bien, que si esto pónmelo recto que si esto un poquito más adelantado, un poquito más, más, ¡para!, no… más. Es un esfuerzo tremendo. Comimos -Luis y yo- a las 18:00h con un dolor de pies… y aquí nos quedamos con la sesión. Prometo segunda Temporada (llevo una cantidad de promesas hechas que… en fin)
P.D: Estoy pintando el baño de cortesía tal cual lo tengo en mi cabeza, ¡una paranoia absoluta de los años 80! Aún no lo ha visto nadie, he cerrado la puerta con condena. En realidad me encuentro en esa fase de pánico fruto de lanzarse por un precipicio por querer hacer algo completamente lleno de dificultades… pues eso. Advertir que ningún pintor se animó a meterle mano así que, pensé, para eso has estudiado diseño: ¡ponte! Ya lo veréis.
Las dos últimas fotos: Jose (Oficial, albañil jefe) y Maite (feliz diseñadora)
La chica que está sentada en la isla es PiaOrganiza, se han encargado de la post mudanza y del orden en armarios. ¡Impresionantes!
Las esculturas son de José Manuel Belmonte, gran amigo artista. Autor de la gitana regando geranios y de muchas esculturas plantadas en la ciudad. Algún día lo veremos con sus ‘Hombres Pájaro’ en alguna Plaza de NY. Cuestión de tiempo.